viernes, 19 de febrero de 2016

TUMORES BENIGNOS EN LAS MAMAS



Son protuberancias o bultos que aparecen en la mama o seno, los cuales no crecen en forma desproporcionada ni agresiva, por eso no constituyen una amenaza para la vida ya que no son cancerosos. Generalmente pueden removerse y, en la mayoría de los casos, no reaparecen. Lo que es más importante, las células de tejidos benignos no se extienden a otras partes del cuerpo.

SEÑALES A TENER EN CUENTA


- Aparición de uno o varios bultos en la mama; en la mayoría de casos, estos bultos pueden moverse fácilmente por debajo de la piel.

- Inflamación e hinchazón del seno (Mastitits).

- Dolor mamario moderado o leve (Mastalgia).

- Secreciones sanguinolentas pegajosas o serosas por el pezón, que pueden ser de colores verde, negro, marrón u otro diferente a la leche.

- Picazón, tirantez y quemazón.

- Inflamación de los ganglios de la axila.

¿POR QUÉ APARECEN?


Estos tumores son usualmente ocasionados por quistes, por lactancia o por traumatismos. También pueden aparecer debido a cambios hormonales durante la menstruación, haciendo que estos bultos cambien de consistencia y tamaño, hasta inclusive desaparecer y reaparecer en el próximo periodo.

La predisposición genética por antecedentes familiares también determina la aparición de tumores.

TIPOS DE TUMORES BENIGNOS

- Fibroadenoma: El tumor benigno más común y típico en mujeres jóvenes. Difícilmente desarrolla cáncer, no duele al tacto y se desplaza dentro de la mama porque no está adherido. Suelen medir entre 4 cm. o menos.

- Adenoma: Similar al fibroadenoma. Se caracteriza por ser muy bien aislado y puede aparecer en etapa de lactancia.

- Fibroadenolipoma: Es un tumor bien definido y encapsulado. Aparece generalmente en mujeres de 40 y 55 años. Se forma por grasa, músculo y tejido fibroso, lo que hace que sea difícil de palpar porque la consistencia es similar a la del tejido mamario.

- Filodes: Es poco frecuente. Aparece como una tumoración no dolorosa con varios lóbulos, no se desplaza, mide 5 cm. pero puede crecer mucho y llegar a deformar la mama.

- Lipoma: Es uno de los más frecuentes, blando y móvil. Está compuesto exclusivamente por grasa, su tamaño oscila entre 2 y 10 cm. y nunca deforma la mama. Es más frecuente entre los 40 y 50 años.

- Papiloma intraductal: Se presenta en mujeres en edad de menopausia y origina una secreción de sangre espontánea por el pezón, generalmente solo por una de las mamas.

- Ectasia ductal: Provoca secreciones a través del pezón y presenta derrame de color verdoso, marrón o negro, de consistencia pegajosa.

- Quistes mamarios: Su contenido es líquido, aparecen en cualquier edad, inicia en la menopausia. Puede ser un quiste simple con líquido seroso claro, un absceso con presencia de pus o de un hematoma.

- Galactocele: Es un quiste único que contiene leche líquida o espesa que se forma debido a una dilatación de un conducto de la leche. Se palpa como un tumor esférico, móvil, bien aislado, de consistencia variable que si se aprieta puede provocar la salida de leche por el pezón.

¿CÓMO SE TRATAN ESTAS LESIONES?

No todos los tumores mamarios benignos van a comportarse como un cáncer. Por eso, lo fundamental es acudir cuanto antes al médico especialista o al ginecólogo. Ellos recomendarán las pruebas necesarias para el diagnóstico correcto de la patología e informarán sobre el tratamiento más apropiado que, en ocasiones, puede no ser necesariamente la cirugía.

Después de un examen físico, por lo regular se realizan uno o ambos de los siguientes exámenes: Ecografía y Mamografía.

Se realiza una biopsia para obtener un diagnóstico definitivo, si el tumor es benigno puede dejarse en el lugar o extirparse. En una biopsia, se extirpa parte, toda la protuberancia o el área sospechosa y luego se examina con un microscopio.

Se recomienda la extirpación mediante cirugía dependiendo del tipo, tamaño y cantidad de tumores benignos.

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