viernes, 18 de julio de 2014

Las mujeres no pueden vivir sin sus hormonas

Desde muy jóvenes las mujeres experimentan una serie de cambios gracias a las hormonas,  comienza a tener variaciones físicas como consecuencia de su maduración hormonal, aparecen los caracteres sexuales, y más adelante adquieren la capacidad de dar vida.

Para explicar ese ciclo natural de las hormonas, el Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de Oncogyn, sostiene que, “en la pubertad, la niña comienza a tener cambios físicos, empiezan aparecer los caracteres sexuales secundarios como el desarrollo mamario, el vello pubiano y  la consiguiente adquisición de la capacidad reproductiva”.

“Ya en el periodo ovulatorio predomina una hormona sexual específica (el estrógeno), la mujer se prepara para la ovulación, es un momento de mayor alerta, deseo e instinto sexual, la mujer se siente saludable y con buen ánimo.  Luego de ovular, los ovarios producen otra hormona sexual (la progesterona), esta rige la segunda fase del ciclo menstrual, los niveles de progesterona se mantienen unos 15 días y luego caen para dar origen a una nueva menstruación y así el ciclo se reinicia”, señala el especialista. 

Pero existe una etapa donde se pone fin a las hormonas de manera natural, hablamos de la menopausia, “aquí las hormonas sexuales descienden y se presentan síntomas característicos (bochornos, sequedad vaginal y cambios de humor). Si es el caso no debemos esperar la menopausia para iniciar con una terapia de reemplazo hormonal, ya que si bien muchas veces no se nota, ya los cambios hormonales inician hasta 10 años antes de la menopausia”.

En ese sentido el uso de terapia de reemplazo hormonal es tan beneficioso que mejoramos la calidad de vida de las mujeres, permitiendo que se desenvuelvan activamente en el trabajo, los quehaceres del hogar y la vida de pareja. Hay que recordar que esta terapia de reemplazo hormonal resulta beneficiosa si está indicada por un especialista, luego de un chequeo ginecológico completo, evaluando los factores de riesgo ya que el uso inadecuado de hormonas podría relacionarse también a un incremento de riesgo de cáncer de útero y mama.

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