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sábado, 13 de septiembre de 2014

Un papanicolaou normal no es 100% confiable


Miles de mujeres asisten a sus controles ginecológicos de manera rutinaria para prevenir la aparición de un posible cáncer de cuello uterino, pero lo hacen de manera equivoca porque solo se conforman con un test de Papanicolaou para hacer tal descarte.
Para el Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de ONCOGYN, existen varios factores que no permiten que el test de Papanicolaou descarte en su totalidad el cáncer de cuello uterino, “Hay que considerar un factor importante, la muestra obtenida tiene que ser la adecuada, es decir que la toma sea hecha por un especialista. Ya que la capacitación y el uso de técnicas apropiadas pueden mejorar la seguridad de una buena toma de muestra, además de una adecuada preservación de la muestra luego de ser tomada; y el traslado de la muestra protegida por un empaque especial, posteriormente la evaluación necesaria por el especialista, en este caso el Médico Patólogo, lo cual se obvia en más del 90 % de los exámenes”.
A pesar de esto, la prueba de Papanicolaou en sí misma no tiene la sensibilidad y la especificidad requerida para ser un diagnostico al 100%. “La sensibilidad del Papanicolaou para detectar lesiones de grado alto es de 50%, es decir de 100 mujeres con alguna lesión precancerosa en el cuello del útero, solo la mitad serán detectadas en un Papanicolaou. Debido al crecimiento lento del cáncer de cuello uterino, la sensibilidad de los exámenes de Papanicolaou aumenta si los hacemos continuos, de manera periódica o anual, como se vienen haciendo”.

En se sentido el especialista menciona una serie de opciones que pueden aumentar la sensibilidad de la prueba, “Se debe complementar con la colposcopia, lo que permite aumentar la sensibilidad del Papanicolaou a 70%. Con este instrumento se puede realizar la prueba de Schiller, donde el especialista reviste el cuello del útero con una solución de yodo. Las células saludables se tornan color marrón y las células anormales se tornan blancas o amarillas. Es así que puede tomar una biopsia del tejido anormal para poder confirmarlo con el análisis y observación del Patólogo”.

lunes, 8 de septiembre de 2014

Embarazo sin hijo




La llegada de un nuevo integrante a la familia emociona a más de uno, sobre todo a los futuros padres, pero existe ocasiones en la que frustración y el dolor puede empañar este momento sublime y mágico; es cuando te das con la increíble noticia de que el bebé que viste en tu primera ecografía no lo volverás a ver en tus siguientes controles ecográficos. 

Este panorama que parece inconcebible es una realidad, mujeres que en un primer momento  mediante una prueba de sangre determina que existe embarazo, pero en su visita al ginecólogo constatan efectivamente un embarazo que se lleva a cabo de manera normal, de modo que la  bolsa gestacional que rodea al niño para protegerlo se forman adecuadamente, hasta que un ultrasonido (sistema que permite obtener imágenes del interior del útero o matriz) revela que no existe embrión.

Para el Dr. Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de ONCOGYN, menciona que,  “conocido como embarazo anembrionario, es idéntico al del embarazo normal, con la formación del embrión en un inicio, y el saco que le rodea. Sin embargo, durante las primeras 12 semanas puede registrarse un error generado, por malformación de los tejidos del óvulo o del espermatozoide o porque durante la fusión de ambas células y su división se generaron daños considerables en la información genética del futuro bebé. Cuando esto ocurre, el embrión muere inevitablemente y el cuerpo de la madre absorbe sus células dando lugar a una bolsa vacía”.

“Al comienzo se presenta algunos de los síntomas típicos de un embarazo normal, como cansancio, náuseas y dolor en los pechos. Posteriormente, cuando los niveles de hormonas comienzan a bajar, estos síntomas disminuyen y seguramente tendrás sangrado vaginal”, detalla Casafranca.

Este desenlace se dará con las contracciones en el útero, aumentando su intensidad hasta que generan la expulsión de parte o la totalidad del contenido del útero (líquido amniótico, bolsa gestacional y placenta).

martes, 2 de septiembre de 2014

El tamaño del seno no garantiza la producción de leche materna




Si pasó por su mente que el tamaño de los senos mide la producción de leche materna durante la época de lactancia, está totalmente equivocada; ese exceso en cuanto al tamaño está determinado por la cantidad de tejido fino graso que poseen, no por la cantidad de glándulas productoras de leche. Así, un pecho pequeño puede tener una glándula mamaria muy desarrollada capaz de producir leche durante mucho tiempo.

Para el Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de ONCOGYN, existe todavía ese mito tan prejuicioso y sin sustento médico que por tener senos pequeños la producción de leche materna se ve disminuida, “se debe desterrar este tipo de enunciados y se debe incentivar la importancia que tiene la leche materna en el recién nacido, siendo su primer alimento e indispensable en los seis primeros meses de vida.

“La cantidad de leche que recibe el niño va a depender sobre todo de sus propias necesidades. En condiciones normales, la madre va a producir la cantidad de leche que demande el bebé. Si el bebé mama de forma más continua, se producirá más cantidad de leche, mientras que si el bebé mama poco, la producción de leche se reducirá”.

Con respecto a su proceso de producción, “la leche empieza a formarse durante el embarazo, pero es la reacción hormonal tras el parto la que estimula a las glándulas mamarias a producir leche y a conducirla hasta el pezón para que el bebé pueda acceder a ella. Se trata sin duda, de un proceso natural que es el ideal para el desarrollo del bebé”.

Esa producción de leche se produce en la mayoría de las mujeres tras el parto, aunque hay casos en los que determinadas circunstancias fisiológicas complican la lactancia materna. Pero en ningún caso, el tamaño de los senos es uno de esos impedimentos para dar de mamar al bebé.

Por eso tener los senos pequeños no debe ser un problema para la madre ni para el bebé en cuanto a la lactancia materna. Si es importante la preparación del pezón para que sea más fácil la succión por parte del recién nacido.

miércoles, 27 de agosto de 2014

¿Se puede tratar los miomas sin cirugía?







Generalmente los miomas se localizan en la cavidad uterina y raramente en el cuello del útero y los ovarios. En el 30% de los casos, los miomas o fibromas uterinos pueden ser asintomáticos, es decir no presentar síntomas.

Los miomas deben ser operados cuando estos causan síntomas que afectanla calidad de vida de la paciente o ponen en riesgo su vida, es decir aquellos que causan sangrado vaginal importante y no responden al manejo médico con medicamentos; o aquellos que son tan grandes que tienen un efecto de masa pélvica produciendo compresión sobre los uréteres o la vejiga. 

De igual manera en pacientes con problemas de infertilidad todo mioma submucoso y aquellos mayores de 5 cm serán operados aunque no causen síntomas.

Sin embargo, los miomas también se pueden tratar sin cirugía.En la Clínica Oncogyn, el médico ginecólogo, Dr. Giovanni Casafranca, nos explica que hoy en día existen otras alternativas en cuanto al manejo de los miomas. Una de ellas es a través de la observación y el control periódico, es decir cuando son pequeños menores de 3 cm, cuando no producen síntomas como dolor o hemorragias, o cuando no afectan la fertilidad ni un embarazo posterior.

Los miomas también se tratan con medicamentos. La función de estos medicamentos es lograr disminuir el tamaño de los miomas con el fin de que su extracción sea más fácil durante la cirugía.

Y por últimoa través de la radiología intervencionista, con la embolización, lo que se hace es interrumpir el flujo sanguíneo de las arterias que alimentan los miomas. “Con este procedimiento se detienen las hemorragias, y se reduce el tamaño de los miomas. La parte sana del útero seguirá recibiendo sangre por otras arterias.  Sin embargo no todas las mujeres son aptas para este procedimiento por lo que deben ser evaluadas exhaustivamente” indicó el Dr. Giovanni Casafranca.

viernes, 18 de julio de 2014

Las mujeres no pueden vivir sin sus hormonas

Desde muy jóvenes las mujeres experimentan una serie de cambios gracias a las hormonas,  comienza a tener variaciones físicas como consecuencia de su maduración hormonal, aparecen los caracteres sexuales, y más adelante adquieren la capacidad de dar vida.

Para explicar ese ciclo natural de las hormonas, el Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de Oncogyn, sostiene que, “en la pubertad, la niña comienza a tener cambios físicos, empiezan aparecer los caracteres sexuales secundarios como el desarrollo mamario, el vello pubiano y  la consiguiente adquisición de la capacidad reproductiva”.

“Ya en el periodo ovulatorio predomina una hormona sexual específica (el estrógeno), la mujer se prepara para la ovulación, es un momento de mayor alerta, deseo e instinto sexual, la mujer se siente saludable y con buen ánimo.  Luego de ovular, los ovarios producen otra hormona sexual (la progesterona), esta rige la segunda fase del ciclo menstrual, los niveles de progesterona se mantienen unos 15 días y luego caen para dar origen a una nueva menstruación y así el ciclo se reinicia”, señala el especialista. 

Pero existe una etapa donde se pone fin a las hormonas de manera natural, hablamos de la menopausia, “aquí las hormonas sexuales descienden y se presentan síntomas característicos (bochornos, sequedad vaginal y cambios de humor). Si es el caso no debemos esperar la menopausia para iniciar con una terapia de reemplazo hormonal, ya que si bien muchas veces no se nota, ya los cambios hormonales inician hasta 10 años antes de la menopausia”.

En ese sentido el uso de terapia de reemplazo hormonal es tan beneficioso que mejoramos la calidad de vida de las mujeres, permitiendo que se desenvuelvan activamente en el trabajo, los quehaceres del hogar y la vida de pareja. Hay que recordar que esta terapia de reemplazo hormonal resulta beneficiosa si está indicada por un especialista, luego de un chequeo ginecológico completo, evaluando los factores de riesgo ya que el uso inadecuado de hormonas podría relacionarse también a un incremento de riesgo de cáncer de útero y mama.