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jueves, 18 de diciembre de 2014

Las infecciones vaginales son más peligrosas en el verano



























En este verano las temperaturas superarán los 30 grados centígrados, según Senamhi. Este dato debería mantener alerta a las mujeres ya que las infecciones vaginales se presentan con mayor frecuencia durante ésta temporada debido a las condiciones a las que ellas se exponen.

En Lima, 7 de cada 10 mujeres sufren de infecciones vaginales durante el verano. En vez de preocuparse por ir al gimnasio o hacer dietas para bajar de peso, es momento de tomar acciones para evitar consecuencias adversas.  

Pero, ¿cómo afecta una infección vaginal? Debe saber que padecer de una infección provocaría la reducción de las defensas naturales que posea la vagina, lo que la haría vulnerable de contraer otro tipo de infección mayor que puede conllevar a desarrollar el cáncer de cuello uterino o producir la infertilidad en la mujer.

Un tipo de infección grave, es el Papiloma Virus Humano que se adhiere por vía sexual, el 50% de jóvenes lo tienen pero el 30% puede producir lesiones precancerosas, algunas irán al cáncer de cuello uterino, luego de 15 años aproximadamente.

Otra infección mayor es la Clamydia, que se contagia por transmisión sexual, el cual produce una inflamación en el cuello uterino y las Trompas de Falopio, causando la infertilidad. Con 3 episodios de esta infección, existe el 50% de probabilidad de quedar infértil.

Se recomienda a todas las mujeres en edad reproductiva, es decir de 15 a 49 años, realizarse un chequeo integral ginecológico antes de inciarse el verano con el fin de prevenir las infecciones vaginales como las tricomoniasis, la vaginosis bacteriana y la candidiasis.

También se debe evitar el uso de ropa de baño ajustada y confeccionada con material sintético, como la lycra y el nylon. Además, la higiene diaria es primordial pero no debe realizarse de manera exagerada, pues se corre el riesgo de eliminar las propias bacterias protectoras. 

lunes, 8 de septiembre de 2014

Embarazo sin hijo




La llegada de un nuevo integrante a la familia emociona a más de uno, sobre todo a los futuros padres, pero existe ocasiones en la que frustración y el dolor puede empañar este momento sublime y mágico; es cuando te das con la increíble noticia de que el bebé que viste en tu primera ecografía no lo volverás a ver en tus siguientes controles ecográficos. 

Este panorama que parece inconcebible es una realidad, mujeres que en un primer momento  mediante una prueba de sangre determina que existe embarazo, pero en su visita al ginecólogo constatan efectivamente un embarazo que se lleva a cabo de manera normal, de modo que la  bolsa gestacional que rodea al niño para protegerlo se forman adecuadamente, hasta que un ultrasonido (sistema que permite obtener imágenes del interior del útero o matriz) revela que no existe embrión.

Para el Dr. Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de ONCOGYN, menciona que,  “conocido como embarazo anembrionario, es idéntico al del embarazo normal, con la formación del embrión en un inicio, y el saco que le rodea. Sin embargo, durante las primeras 12 semanas puede registrarse un error generado, por malformación de los tejidos del óvulo o del espermatozoide o porque durante la fusión de ambas células y su división se generaron daños considerables en la información genética del futuro bebé. Cuando esto ocurre, el embrión muere inevitablemente y el cuerpo de la madre absorbe sus células dando lugar a una bolsa vacía”.

“Al comienzo se presenta algunos de los síntomas típicos de un embarazo normal, como cansancio, náuseas y dolor en los pechos. Posteriormente, cuando los niveles de hormonas comienzan a bajar, estos síntomas disminuyen y seguramente tendrás sangrado vaginal”, detalla Casafranca.

Este desenlace se dará con las contracciones en el útero, aumentando su intensidad hasta que generan la expulsión de parte o la totalidad del contenido del útero (líquido amniótico, bolsa gestacional y placenta).

sábado, 23 de agosto de 2014

El test de Papanicolaou ¿es un chequeo?




Muchas mujeres creen que el Papanicolaou es un chequeo pero ¿lo es realmente?.La respuesta es no. El Papanicolaou no es un chequeo. El test de Papanicolaou es el estudio del cuello uterino y por lo tanto es un examen y parte de un chequeo. 

En una entrevista realizada al médico especialista en ginecología, Dr. Giovanni Casafranca, de la Clínica Oncogyn, nos explicó que en el chequeo integral ginecológico, se realizan cinco exámenes para evaluar los ocho órganos del aparato reproductor femenino como la vulva, vagina, cuello uterino, útero, endometrio, trompas, ovarios, mamas. Estos cinco exámenes están comprendidos por la Colposcopía, Frotis Cérvico Vaginal, Test de Papanicolaou,  Ecografía Transvaginal y Ecografía Mamaria.

“La finalidad de un chequeo ginecológico es la detección precoz y la prevención de enfermedades del aparato reproductor femenino. El Test de Papanicolaou, permitirá evaluar el cuello uterino y detectar alteraciones como infecciones, inflamaciones, lesiones precancerosas  y cancerosas de cuello uterino así como el estado hormonal de vagina y cuello uterino”, expresó el médico ginecólogo.

El Papanicolaou es un procedimiento que no produce daño en la mujer pues las células recolectadas son aquellas que naturalmente se descaman del cuello uterino. La muestra se toma no solo de la parte externa sino también de la parte interna del cuello uterino, 
sin producir malestar en las mujeres. 

Los expertos recomiendan que una mujer que ya tuvo relaciones sexuales debe tener un test 
de Papanicolaou a partir de los 18 años y todas las demás mujeres entre 21 y 65 años. Así mismo,  la Sociedad Americana de Cáncer, el año 2012, recomendó que los chequeos de salud en una mujer deban ser anuales juntamente a la toma de Papanicolaou. 

lunes, 7 de julio de 2014

Cuando el cáncer se oculta para matar




Muchas mujeres entre los 50 y 70 años podrían morir por cáncer de ovario si este se  diagnóstica de manera tardía. Si bien el cáncer de mama y de cuello uterino son los más frecuentes, el de Ovario tiende hacer el más letal entre las mujeres, siendo desapercibido por su falta de síntomas.

Para el Dr. Giovanni Casafranca Mendoza, Médico Ginecólogo de ONOCGYN, el cáncer de ovario se desarrolla sobre todo en las mujeres de entre 50 y 70 años. “Globalmente alrededor de 1 de cada 7 mujeres desarrolla esta enfermedad y es el tercer cáncer más frecuente del aparato reproductor femenino (luego del cáncer de mama y de útero), sin embargo mueren más mujeres de cáncer de ovario que de cualquier otro que afecte al aparato reproductor, y esto está relacionado a que más del 70% de ellos se diagnostican en estadios avanzados ya que la mayoría son asintomáticos hasta que alcanzan un tamaño considerable”.

Con respecto a sus causas, “aún se ignora el origen del cáncer de ovario, sin embargo como en la mayoría de neoplasias hay un componente genético que predispone a la paciente a tener cáncer. Si hablamos de los  factores de riesgo que predisponen a las mujeres a sufrir de cáncer de ovario,  como la edad (después de la menopausia), antecedentes familiares, obesidad, no tener hijos o también por el tabaquismo”, sostiene Casafranca.

“El diagnóstico de cáncer de ovario en sus primeros estadios es difícil de establecer, porque los síntomas habitualmente no aparecen hasta que el cáncer se ha diseminado y porque muchas otras enfermedades menos graves tienen síntomas similares. Casi siempre el diagnostico precoz de un cáncer de ovario se hace de forma casual en una ecografía de rutina o por medio de ecografías seriadas en pacientes con antecedente familiar de este. Pero de forma general la mayoría de veces se detecta en estados avanzados. Por ello es importante los chequeos ginecológicos de rutina preventivos que si salen normales se deben hacer anualmente, pero si se detecta alguna alteración los chequeos pueden ser más seguidos”, detalla el especialista.

lunes, 21 de abril de 2014

Una dosis baja de aspirina al día, puede ayudar a prevenir la preeclampcia




Las últimas investigaciones de la comisión médica federal de U.S. Preventive Services Task Force (USPSTF), señala que una dosis pequeña de aspirina al día, podría ayudar a mujeres embarazadas que tienen un alto riesgo de desarrollar preeclampcia. Esta enfermedad se caracteriza por la presencia de proteínas en la orina y una hipertensión arterial, que aparecen en la segunda mitad del embarazo poniendo en riesgo la vida de la madre y del bebé. 

A pesar que el ácido acetilsalicílico está desaconsejado para mujeres embarazadas porque tienden a causar hemorragias, solo será recomendado a mujeres en la semana doce de gestación, que hayan padecido esta condición en un embarazo previo, sufran de hipertensión, obesidad o tenga antecedentes  familiares de esta enfermedad. El estudio demostró que una dosis baja de aspirina (81 miligramos) redujo en un 24% la posibilidad  de desarrollar preeclampcia, además el peligro de parto prematuro disminuyó en un 14% y el riesgo de restricción del crecimiento intrauterino bajó un 20%. Por ello, es importante determinar la causa de la enfermedad en cada paciente, porque se ha observado que la aspirina solo funciona si su origen se debe a una alteración cardiovascular.

La preeclampsia afecta a 5% de mujeres embarazadas, y es la complicación más habitual en la gestación, no obstante  este problema es responsable de unas 50000 muertes al año en todo el mundo  y su única curación posible pasa por finalizar el embarazo. El comité médico apunta, finalmente,  que la aspirina no parece provocar efectos secundarios a corto plazo durante un embarazo, al mencionar un análisis de 19 estudios clínicos. 

jueves, 12 de diciembre de 2013

Anticonceptivos de emergencia poco eficaces en mujeres obesas

Los anticonceptivos de emergencia o “pastillas del día siguiente" pueden perder su función protectora en mujeres obesas porque la progesterona y los estrógenos, componentes de los anticonceptivos, se almacenan en la grasa. Y cuanta más grasa tiene una persona, más tiende el fármaco a acumularse en ella en lugar de circular por la sangre.


El doctor Giovanni Casafranca Mendoza, médico gineco obstetra de Oncogyn, explica que "una persona obesa tiene un metabolismo basal más alto. Éste podría ser el responsable de acortar el tiempo de eficacia del fármaco."

Otra razón es que el exceso de peso hace que hayan más enzimas en el hígado que son las encargadas de eliminar los medicamentos del organismo, lo que podría dar lugar a una caída de la concentración de esta sustancia en sangre.

En ese sentido, el especialista señala que las mujeres con sobrepeso son más propensas a tener factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares que las mujeres con un peso normal, y el uso de hormonas anticonceptivas podría incrementar aún más esos riesgos.

El doctor Casafranca recomienda a las mujeres con sobrepeso que no deseen tener más hijos una forma permanente de control reproductivo como la esterilización. Y para aquellas que sigan considerando tener hijos a largo plazo, les aconseja que utilicen otros métodos reversibles de control de embarazo como los preservativos u otros dispositivos de barrera.