Los quistes no cancerígenos son benignos pero dificultan el diagnóstico preventivo del cáncer de mama.
La mastopatíafibroquística
caracterizada por la formación de quistes, es el padecimiento benigno de la glándula
mamaria más común en la mujer, sin embargo es necesario verificar que no se
trate de cáncer de mama. Suele darse con mayor frecuencia desde la edad de la
adolescencia hasta la época madura.
Los quistes se producen debido a un
desequilibrio hormonal o un aumento de sensibilidad a las hormonas femeninas,
sobre todo los estrógenos que se producen en forma natural.
La mastopatíafibroquística se presenta
como consecuencia de cambios hormonales en la ovulación y antes de la
menstruación, a diferencia de la fibrosis quística en los senos que es
enfermedad genética que provoca acumulación de moco espeso y pegajoso,
principalmente en los pulmones.
El
doctor Roly Hilario Esteban, ginecólogo de la Clínica Oncogyn aseveró que este
padecimiento no sólo genera dolor sino que ocasiona estrés y preocupación en la
mujer, sin embargo no es un factor de riesgo para desarrollar cáncer de mama. “Los
quistes entorpecen las evaluaciones para
determinar un diagnóstico precoz del cáncer de mama, ya que un buen pronóstico
del cáncer depende del diagnóstico”, concluyó.
Cabe resaltar que, los síntomas pueden
abarcar dolor o molestia en ambas mamas con sensación de hinchazón y pesadez. Comúnmente
aparece y desaparece con el periodo menstrual. Otro síntoma es la molestia bajo
los brazos y aparición de protuberancias en las mamas, las cuales se vuelven más
grandes antes de cada ciclo menstrual y luego se encogen.
Las causas que determinan la aparición
de esta enfermedad en las mujeres es la herencia, edad avanzada, los hábitos
alimenticios, obesidad, sedentarismo, alcoholismo y tabaquismo; por lo que deben
mantener un control de su salud reproductiva y sexual desde el momento en que
comienza la primera menstruación.
Recomendaciones:
Todas las mujeres en edad reproductiva
deben practicarse la autoexploración mamaria una semana después del inicio de
la menstruación, además de consultar periódicamente al ginecólogo y limitar el
consumo de sal y café, sustancias que propician la retención de líquidos. Esta
recomendación también se aplica para aquellas mujeres a las que se les ha
retirado el útero, pues aunque no exista la menstruación, las funciones
hormonales siguen presentes.
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